domingo, 14 de marzo de 2010

Cartas a Pepe Blanco: Es el momento.

Las instituciones de que nos hemos dotado los europeos, ¿siguen inmóviles e inoperantes ante el big-bang que nos sacude?
Algunos efectos o respuestas de la naturaleza, tienen o no antecedentes en la actividad humana. Tras los experimentos nucleares franceses en las Moruroa, se sucedieron actividades sísmicas anómalas. Ahora, sea por efecto de la vida de nuestro planeta Tierra, o por el hecho que fuere, se han producido devastadores consecuencias en varios puntos del planeta, casi simultáneamente. En igual tiempo, o época si hablamos en términos planetarios.

Pero, y a pesar de los muchos pensadores que desde la antigua Grecia, hasta nuestros días, han venido dictando su opinión, filosofía o ideología, en este siglo XXI que nos toca vivir, nos comportamos como país, como Unión, como planeta, puerilmente.

No es que no despierte España. Es que no despierta Europa, ni las instituciones de que nos hemos dotado.
No es que se desee un mayor liderazgo en España. Es que no existe en Europa.

Los Norteamericanos han encumbrado a los altares (o al menos, de momento) a un Hussein Barach Obama, plenipotenciario, aunque no tanto.
Europa duerme el sueño, letargo invernal como si fuera un oso. Su corazón frío con las últimas nevadas, solo mantiene las constantes vitales, pero no reacciona.
Si la Unión Europea, solo era un status quo del mercado. ¡para este viaje, sobraban alforjas!, y no hablemos de sus instituciones.
Cuesta creer, y entender que no se abra en Europa, destripando sus entrañas, todo el conocimiento adormecido en sus Universidades y centros de conocimiento.

Querido Sancho, esos molinos, no son gigantes, ya lo sé, pero su batir de aspas, pueden llevarnos al suelo, si no tomamos firmes las riendas de nuestro destino.

Un fuerte abrazo,