lunes, 8 de septiembre de 2008

Cartas a Pepe Blanco: "el patriotismo de la insumisión"

(insertado en: https://www.blogger.com/comment.g?blogID=34392934&postID=990847016127894538&page=1) Buenas tardes, después de un pequeño período vacacional (descansar, básicamente). A la vista de la vuelta al cole, del inicio del curso escolar, y de la ya obligada entrada en liza del currículo académico, seguimos viendo, en Madrid y en Valencia (tanto monta, monta tanto, Esperanza como Francisco), que driblan las leyes educativas, buscando la inaplicación real de una materia (el conocimiento cívico de la sociedad, y la constitución que nos gobierna), que viene encuadrada en la ‘educación para la ciudadanía’, una materia que ya desde la LODE de Maravall, venía intentando abrirse un espacio entre el conocimiento ciudadano.
Primero debemos expresar el ‘mea culpa’, por no haberlo establecido muchos años antes. Se dejó de la mano en los gobiernos socialistas de los 80’ y 90’.
Y luego hacer una pequeña reflexión (y la haré en una de las dos lenguas oficiales en la Comunidad Valenciana o País Valencià, -que no el English-), desde el año del nacimiento de nuestra Carta Magna, hace de ello, 30 años (yo tenía 12 años largos), aparece en nuestras vidas, una manera de entender las cosas, de emprender las situaciones, de toma de decisiones, que es diametralmente distinta a la que durante una somnolencia de 40 años, invadió las mentes españolas.
Tod@s debemos y podemos decidir sobre todo.
Esto que muchos fuimos aprendiendo poco a poco en consejos escolares, juntas de centro, o de facultad, de gobierno en universidades, comités de empresa, juntas de personal, grupos de amig@s, etc… ya tiene más que de sobra una solera como para que por fin se explique en los centros educativos. Que las cosas no pasan porque tenían que pasar, sino porque nos propusimos que pasaran.
La acción en la vida social, implica respetar unas pautas, como deben de respetarse en cualquier juego. Pactamos las reglas del juego. Negociamos los tempos. Establecemos el marco. Y, al menos, en tanto en cuanto, el partido esté en tiempo de juego, tod@s respetamos al contrario, y los acuerdos a que nos comprometimos.
En una sociedad donde la ciudadanía, nos protege por el hecho de ser parte de ella, no podemos permitir, que nadie ni nada se invente exclusiones, y quiera aplicar excepciones a la norma general, si no existe consenso y acuerdo mayoritario previo para abrir un debate que nos pueda llevar a interpretar las cosas de manera diferente.
Nuestro sistema se sustenta en esto. La Doctrina Jurisprudencial, no puede interpretar lo que le venga en gana. Existe un marco, y un método a seguir para cambiar una posible interpretación. Y este marco no puede ser otro, que el “democrático”. El que los sabios griegos establecieron mucho antes de nacer Jesucristo.
Dialogar, convencer, y vencer.