viernes, 15 de enero de 2010

Cartas a Jordi: El año en que todo empezó a cambiar.

(insertat en: http://blog.jordisevilla.org/2010-01-10/el-ano-en-que-todo-empezo-a-cambiar-publicado-en-mercados-de-el-mundo/)
El año que vivimos peligrosamente”, por primera o segunda vez, claro está. Hemos vivido peligrosamente al borde del precipicio económico y financiero. Nuestras economías domésticas y la de nuestros vecinos, se vieron estrechadas primero con una subida de tipos de interés en los bancos, que subía como un fuego pirotécnico, y que finalmente hizo ‘pluf’; explotó como una palmera, y ramificó sus efectos por encima de todos los ciudadanos, o al menos aquellos que nos pilló en la terraza de nuestras hipotecas.
No es lo mismo que a uno le pille el ‘boom’ de los tipos cuando está acabando de pagar su deuda, que al principio. Y ese inicio y final, se mide en términos medios de 30 años, tomando como referencia el despegue constructivo / destructivo de 1999/2000.
Empujado por un ansia desmedida de colocar el dinero ‘negro’ en sectores con alto margen de disolución del componente no fiscalizado, y un muy alto (entonces) margen de rentabilidad.
De aquellas lluvias, estos lodos.
Las empresas se descapitalizaban, invirtiendo (tonto el último), en el sector inmobiliario. Y ahora
Ahora, la gran pillada: la crisis entra con el pie cambiado de los empresarios y empresas. Los apartamentos, chalets, y complejos inmobiliarios, quedan pendientes de venta, o inacabados. Los bancos reclaman sus contratos, y se niegan a facilitar crédito a quienes ya les han dejado un ‘pufo’ inmovilizado millonario.
Primero lo primero, los bancos deshacen posiciones en el mercado inmobiliario, y después de saneadas sus cuentas con los dineros de todos los ciudadanos, se revuelve hacia ellos, y además le cobra gastos de gestión hasta por estornudar.(de algún sitio tendrán que hacer negocio, dicen).
Nuestros pies de barro, pueden convertirse en nuestra salvación. No tenemos industria, o es incipiente. Se ha construido hasta en los acantilados, y las últimas lluvias, les han recordado, que ‘no todo vale’.
El principio de prudencia, tal vez haga que ‘el dinero’ se gire en búsqueda de oportunidades a más largo plazo, pero con solidez. Comparto la posibilidad de desarrollo en nuevas tecnologías, limpias, sostenibles, y con un input muy alto de conocimiento que la haga diferenciarse del producto intensivo en mano de obra. Pero también tendremos que asumir que la balanza entre inversión y creación de puestos de trabajo, no va a ser equitativo. Mayor inversión para menos creación de puestos de trabajo neto.
Creo, que es un cambio, no de una década, sino incluso de una generación.
Si de algo sirve el conocimiento de la Historia, es para intentar no volver a repetir los mismos errores. Pero el ser humano, como decía el dicho, es el único capaz de tropezar dos veces en la misma piedra.
Esperemos que al menos, ésta sea más pequeña (una “china”), y que no nos produzca un esguince, que nos impida coger el ritmo necesario en la economía mundial. Cuesta arriba, en una larga y continua ascensión. Con pequeños repechos. Un verdadero rompe piernas.