martes, 10 de febrero de 2009

¡Ánimo! ¡Juntos podemos! ¡No a ETA!

Ayer, despertamos de un sueño al comprobar que de nuevo ETA, volvía a asomar sus fauces. Y lo hizo explosionando y amenazando a una empresa, de la que arguye la excusa, de trabajar y participar en el proyecto de AVE al País Vasco.
Nunca pensé que esta gente, fuera tan anti-evolución, anti-progreso, inhumana sí a fuerza de hechos constatados, pero es que cuesta entender cómo escudándose en un falso oropel ecologista, no dudan en atentar contra personas, trabajadores, y bienes.
Me ha recordado que allá por el año 1990, me encontraba realizando la campaña de elecciones sindicales, para la UGT, y tuve el gusto de conocer al subdelegado de Ferrovial, el señor Don José Edmundo Casañ, y a Wenceslao, trabajador en las oficinas junto a la Universidad de Valencia. Ambos fueron muy amables, correctos, y facilitadores del ejercicio de este derecho que es el de representación de los trabajadores.

Al año aproximadamente de estos acontecimientos, me desayuné con el asesinato de D. José Edmundo Casañ, cuando estaba en las oficinas que yo había visitado un año antes. El escalofrío al sentir la presencia intangible de este cruel, innecesario y vil asesinato, me visitaron todos aquellos momentos que había vivido con ellos, y una sensación de absurdo e injustificable acto por parte de los asesinos, en el comunicado posterior a esta tragedia.

Más tarde, muy cerca de allí, a unos 200 metros, acometía ETA, otra tropelía. El asesinato del profesor D. Manuel Broseta, mientras iba de la facultad de derecho a los aularios de enfrente, cruzando la Avenida de Blasco Ibáñez.

En ambos casos, el asesinato de dos trabajadores, que cada uno en su distinto puesto de trabajo, habían defendido directa o indirectamente el estado de derecho, al apoyar el ejercicio de derechos fundamentales.

Derechos fundamentales que esta sarta de indescriptibles individuos, se empeñan una y otra vez en eliminar, en una espiral que no conduce a ningún sitio, excepto el absurdo, el vacío, y el dolor de muchas personas.

Un fuerte abrazo a tod@s las personas que han sufrido, sufren o sufran, este cáncer de la sociedad.

A los que se fueron: d.e.p.. A los que quedamos: ¡Ánimo! ¡Juntos podemos!