sábado, 21 de junio de 2008

Cartas a Pepe Blanco: "Derechos y deberes para todos"

(insertado en https://www.blogger.com/comment.g?blogID=34392934&postID=8435926293750613931&page=1 ) Cuéntame … cómo le fue a Pepe en Alemania, o al tío Juan en Suiza, o a Paco en la vendimia francesa. ¿Recuerdas aquellas largas colas en la frontera, con la cartilla de vacunación, y la gendarmeria francesa revisando los papeles? Todos os fuisteis pensando en la vuelta. Algunos envejecisteis, y os quedasteis en vuestras nuevas ciudades y pueblos.
Ya antaño se decía que uno era de donde pacía, más que de donde nacía. Enorme crueldad para quien lleva muy dentro el pueblo donde nació, y creció; pero con el paso del tiempo, una gran verdad. Nada es estático, todo evoluciona, y aquel colegio donde estudiaste, ya lo han derruido y construido otro nuevo. El campo improvisado de fútbol de nuestra niñez, ahora son calles de la ciudad, o del polígono industrial.
Mi realidad, nuestra realidad, era el retorno de algunos vecinos que después de hacer unas pocas perras, volvían al pueblo y montaban un taller, una tienda de ultramarinos, o un bar. Y volvían a iniciar una nueva vida. Distinta de la que dejaron allá, y mucho más diferente, de la que abandonaron aquí.
También volvió el tío Emilio, de la Argentina, pero él, nunca encontró su sitio en este su país. Vagó muchos años acompañado de perros vagabundos, como él. Ya descanse en paz, y en su tierra.
¿Puede el ser humano regular y limitar los sueños y las esperanzas de otro ser humano?
¿Desde qué posición nos atrevemos a mirar al resto del planeta?.
No es un problema de inmigración, sino de integración.
Muchos ciudadanos en el mundo quedaron abandonados en aquel barco llamado ‘éxodo’. Apátridas de espíritu, ciudadanos del mundo. ¿No es ya suficiente castigo tener que viajar o escapar por hambruna o pobreza, de la casa donde le parieron?
Será que me estoy haciendo mayor, pero veo los ojos de las personas e imagino un universo de experiencias y vivencias. Mi vecino, del cual ignoro el nombre, ha envejecido y ahora es cuidado por su familia (hijos, nietos, …), y por su mujer que le arrastra en su silla hasta la ventana donde ve pasar los días. Imagino que este paisaje no es el de sus recuerdos de infancia, pero es en el que recrea su realidad presente, junto a los suyos que le rodean y le quieren.

saludos socialistas, se nota que es sábado y que añoro a mis padres y amigos, ¿no?

hasta luego, nos vemos ...