martes, 17 de mayo de 2011

Cuando todo se hunde … La Historia, se escribe día a día.


Cuando todo se hunde …

Después de leer el artículo de LEAP, sobre la Crisis Global Sistémica, y haciendo abstracción del momento electoral español, parece cada vez más evidente, que la capacidad de salvarse, radica en nosotr@s mism@s.

Me atrevería a hacer una pirueta en la memoria histórica, y tras alcanzar suficiente altura, tal vez veamos que no hace tanto que los Estado Unidos de América tomaron el timón de la economía ( y de la política) mundial.
Este grumete lleva aproximadamente un siglo (escaso) pilotando las decisiones geopolíticas y económicas del mundo.
El otro gran exponente que condicionó las decisiones y el devenir de muchos países, se desvaneció entre las brumas del deshielo político, y la resaca del vodka borisenko. Hoy extiende sus lazos desde los consejos de administración de sus ya multinacionales basadas en la explotación de los recursos energéticos. El combustible de las empresas, industrias y familias.

Desde el imperio civil de China, de la mano de sus multinacionales mixtas o propias, hoy da la sensación de que todo se fabrica allí (hasta las zapatillas emblemáticas americanas). La voracidad de recursos y medios está dejando atónitas al resto de economías mundiales. Sus ciudadanos empiezan a reclamar mejores condiciones socio-laborales, y un pedazo del pastel.

Occidente se ha venido en dotar de un eufemismo para denominar a los países con desarrollos económicos potentes. Les ha llamado ‘economías emergentes’. Y como todo precisa ser normalizado, medido, etiquetado, les ha apellidado BRIC, que con el genitivo sajón, ‘S, va ampliando sus componentes día a día.
Quizás deberíamos pararnos a analizar qué de común, y qué de distinto tenemos nostra@s, nuestras economías europeas (o española), nuestras sociedades, nuestras similitudes, nuestras dependencias, nuestras capacidades, nuestro papel a fin de cuentas en este escenario que se está definiendo nuevamente en el panorama mundial.

Políticamente se ha demostrado que Europa sigue sin ser una. Y para colmo, tenemos algún que otro miembro, que se empecina en tirar hacia otra casa, como si de una nuera entrometida se tratase. Hoy con gobierno bicéfalo, y con sueños de alcoba en el salón oval.

EE.UU. lleva de grumete, el mismo tiempo que Alemania lleva con el motor en ralenti, a la sombra de batallas y luchas no ganadas. Hoy se lucha en los parqués bursátiles, en los despachos ejecutivos empresariales, y en los consejos de administración de intereses cada vez más multilaterales, e internacionales.

Por cierto, y a pesar de la lección dada con la crisis del 2008, y el papel que tuvieron en ella los ‘paraísos fiscales’ para servir de tapadera a las maniobras de estos grupos de presión y decisión; seguimos entre los unos y los otros, sin echarles el lazo, y estrangularlos para que no puedan ser nunca más foco de enfermedades economico-contagiosas.

De un lado se pide transparencia a los gobiernos, para paralelamente incrementar la opacidad de los intereses de algunas empresas. ¿Curioso, no?

Dejemos de un lado los dogmas, los prejuicios, las recetas manidas, y reinventemos cómo podemos mejorar nuestra posición en medio de esta ciénaga de despropósitos.
Donde gobernaban los unos, se les castigará votando a los otros, y viceversa. 
Billete de ida y vuelta.
La diferencia radica solo en la estación en donde subamos y del tren al que podamos incorporarnos.

La Historia, se escribe día a día.

Max