martes, 25 de noviembre de 2008

Cartas a Jordi: "Por favor, no refunden el capitalismo"

(insertat en: http://blog.jordisevilla.org/2008-11-23/por-favor-no-refunden-el-capitalismo/)
Parece que como las buenas novelas, aparecen nuevas perspectivas a cada paso de página.

A una revolución como la burguesa, propagada por la imprenta y los libros, le siguió, al menos en el mundo occidental, la revolución industrial, impulsada por las rotativas, los trenes, y los caballos de vapor.
En ambos casos, avances tecnológicos acompañaron la evolución del pensamiento. Nuevas realidades, nuevos cuestionamientos, nuevas soluciones.

Con la aparición y desarrollo de las nuevas tecnologías, la sociedad echó a andar a la velocidad de los bips, y las distancias se hicieron cortas. Y el mundo más pequeño, cultural, y políticamente.

Cayeron los índices bursátiles en nuevas tecnologías, pero no cayó el espacio 2.0, sino que siguió evolucionando de una manera en cierto modo anárquica. Cualquiera puede colaborar con cualquiera, si sabe cómo, o si coincide en un punto.

Queda por establecer cuales son y serán las pautas, cláusulas del contrato entre ciber-ciudadanos. ¿Cómo se repartirá por ejemplo, la riqueza generada a partir de un proyecto en el que han participado y colaborado decenas de investigadores, científicos, o simples ciudadanos, desde confines diferentes del planeta, y bajo banderas tributarias diferentes? ¿Dónde se patentará? ¿En que país se domiciliará la empresa o proyecto?.

La realidad es global, y los países son locales. Los problemas y sus soluciones llegan desde la globalidad, pero hay que darle tratamiento local. Nos autonombramos ‘ciudadanos del mundo’, pero necesitamos pasaporte de algún país para viajar.

El sentimiento de pertenencia hace al ser humano sentirse más seguro ante lo desconocido. Y es ahí donde tal y como tu has relatado, aparecen muchos movimientos sociales marginales, aunque en ocasiones mayoritarios, como el fascismo, el nazismo, el franquismo, los nacionalismos exacerbados, los fundamentalismos religiosos o no, …

Ahora estamos ante un cambio importante en las concepciones de la realidad, y es lógico que provoque temores, pero lejos de arrinconarnos en nuestros miedos, debemos abrirnos al resto de opiniones, al resto de culturas. Seguramente de todo ello, podamos sacar alguna enseñanza que nos ayude a comprender nuestra ‘nueva realidad mundial’.