jueves, 16 de abril de 2009

¡Adiós Mariana!


¡Adiós Mariana!

La noche fue haciendo mella en ti, y el largo anochecer ha ido debilitando tus defensas. A veces incomprendida, y otras veces consolada, me hubiera gustado haber podido hacer algo más por ti.

Las personas nos encontramos en encrucijadas muy duras en la vida, y necesitamos respuestas a cosas que desconocemos.

No tengo respuestas. Tú tampoco recibiste respuestas.

La enfermedad ha serpenteado en tu interior. Intentamos recuperar el seguimiento de tu situación por parte del departamento de digestivo del hospital clínico. Desconozco si esto sirvió para que retomaran el estudio de tu … pero en cualquiera de los casos, ya servirá de poco. Nos has dejado. Sin respuestas.
D.E.P.

Cartas a Jordi: "Apuntémonos todos a un MBA".

(Insertat en: http://blog.jordisevilla.org/2009-04-12/apuntemonos-todos-a-un-mba-publicado-en-mercados-de-el-mundo/)
Trasluce de tu artículo, un espíritu socarrón y genuino valenciano. Afirmar negando, y negar afirmando. Si me permites, y humildemente, realizar una pequeña aportación a tu reflexión: como diríamos bíblicamente, y todos estos mandamientos se reducen en dos; que son, utiliza el sentido común, y no te dejes cegar por los espejismos y adulaciones.
Porque es de sentido común, para la familia y para la empresa, el no acometer reformas estructurales, si no se dispone de capital suficiente. Pero, tampoco podrá obviar que si es necesario, deben realizarse, por mor de caerle encima la casa entera si no las realiza. La elección entre quedar endeudado, o quedar al raso, es sencilla.

El presidente del Banco de España, en parte gracias a esa independencia que le caracteriza, está realizando un llamamiento a las fuerzas sociales, y económicas, para que se planteen de un modo serio y responsable, con vocación de futuro, qué medidas deberemos de tomar, y analizar para que el cáncer económico no se propague a todo el cuerpo, afectando vitalmente a todos los órganos.

En situaciones excepcionales, y ante un mar de fondo impresionante, se precisa de un timonel aguerrido y un capitán con las ideas claras, que sea capaz de llegar a buen puerto, con la mayor parte de la carga, pero también con la tripulación y el barco, al completo.
Si sacrificamos parte de la mercancía, el efecto sobre el mercado, será menor, al incrementarse sensiblemente el precio de los productos, por haber reducido su oferta; pero sin embargo, la nave debe estar entera, pues sino, naufragaría, o permanecería a la deriva, sin rumbo.
No he olvidado a la tripulación. Y aquí está el quit de la cuestión. ¿Qué hacer con la tripulación?

De grumete a almirante, en un barco, toda la marinería es necesaria en situaciones de emergencia. Y cada cual debe saber qué hacer y cómo reaccionar para minimizar los efectos del temporal sobre la embarcación. Y en cualquiera de los casos, la decisión de sacrificar una parte de la carga, es del capitán, no del armador.

El capitán es el gobierno, y el armador es la empresa. Tal vez el armador no conozca a la tripulación, pero el capitán si debe conocer de sus potencialidades. Utilizar la técnica de lo posible, para conseguir lo imposible. Casar intereses, y convencer por su defensa del interés general, admitiendo los sacrificios necesarios, pero no más de los indispensables.
No podemos dejar a parte de la tripulación, en una isla desierta, cual Robinson Crusoe; como tampoco podemos dejar de suministrar mercancía al mercado, pues sin ella se producen altercados, y revueltas.

Realmente es difícil el mantener a flote este barco, pero quizás debamos intentar llegar a un puerto de abrigo (euro, Europa) con el mayor número de efectivos posibles, para aderezar y restaurar la estructura económica de nuestro barco (país), con todos los recursos a nuestro alcance, con toda nuestra imaginación y conocimientos disponibles, sin esperar a rescatadores (que después se cobren en especie el favor, dejándonos empeñados de por vida).
Esa es la principal tarea del gobierno y del capitán: optimizar el elemento humano disponible, para con el mejor o peor barco de que dispone de partida, conseguir hacerlo más competitivo, más rápido, más seguro, y llegar en la posición más ventajosa, respecto de nuestros competidores, para cuando amaine la tormenta.