lunes, 4 de agosto de 2008

Cartas a Jaime Pozuelo-Monfort: El Cambio de Paradigma

(comentario al artículo publicado por Jaime Pozuelo-Monfort en el Mundo en su edición del domingo 3 de agosto http://www.elmundo.es/papel/2008/08/03/mercados/2466333.html)--
-vale la pena leerlo-


Enhorabuena por su artículo. Me ha recordado muchos pensamientos íntimos y personales. El planteamiento me ha parecido simplemente: sencillo, meridiano, claro; aunque la solución o clave del paradigma planteado, seguramente no va a ser ni de lejos, sencillo.

Las instituciones de la vieja Europa precisan de mayor agilidad, y de un real respeto por la condición humana. Conceptos como solidaridad, respeto a la soberanía de los pueblos y las naciones, derechos humanos, libre comercio, etc... continúan escribiéndose , con un claro acento occidental.

Precisamos practicar la empatía. Colocarnos en el lugar del otro. ¿Cómo voy a devolver mi deuda, si no puedo hacer otra cosa que lo que mis acreedores me exigen?
¿Terminó el colonialismo en el siglo XX, o está redefinido en el XXI?

¿Qué es más solidario, formar a estudiantes de países pobres en la vieja Europa, o crear las condiciones para que se creen escuelas, institutos y universidades en sus países? No hay nada más revolucionario que la educación, y hacer que ésta llegue a todos los pueblos. Nos nutrimos de profesionales de países en vías de crecimiento, y a la vez estamos quitándoles cualquier posibilidad de avanzar en el conocimiento y en calidad de vida.

¿Recuerdan la política educativa con terceros países del tan denostado por algunos régimen cubano? ¿Cuántos médicos, ingenieros, arquitectos, maestros, científicos, etc… ha formado de países de África?

Tal vez la solución, o al menos el acortamiento de las carencias de los países del tercer mundo, vengan por mejorar ostensiblemente la calidad de vida y la educación del ‘segundo mundo’ o ‘en vías de desarrollo’.

Cuan claro lo tenían y lo tienen el pueblo saharaui al primar que sus hij@s se formen en disciplinas estratégicas a partir de las cuales poder construir su país.

Si nuestra presencia es fugaz en el planeta, ¿ porqué nos empeñamos en acumular tanta cantidad de recursos, o de usar tantos bienes, para que vayan como todo, por las cloacas, al mar? . ¿Qué tal si compartimos un poco de lo mucho que nos sobra?

Al margen del comportamiento muchas veces bochornoso de algunos gobernantes, obcecados en su propia riqueza, sin el menor respeto por sus semejantes, o por la naturaleza de la que son privilegiados usufructuarios. Los pueblos se merecen una oportunidad para poder crecer dignamente, y de una forma sostenible.

Tal vez ya está inventada la forma óptima de sacar el máximo producto a la cooperación con el tercer mundo. Pero hay que reescribirla para que la ‘hoja de ruta’ pase a ser ‘carta de navegación’. Y pasar de la acción ocasional, a un nuevo sistema de relaciones.