domingo, 19 de octubre de 2008

Cartas a Jordi: Nosotros, Garzón y el franquismo.

(insertat en: http://blog.jordisevilla.org/2008-10-18/nosotros-garzon-y-el-franquismo/) Leyendo tu post, me viene a la memoria frases y comentarios sueltos de mi abuela (dep), junto con una amiga suya. Sobre historias de maridos escondidos, hambrunas en campos de concentración, sobre cómo embarazada de su 2ª hija (mi madre) se marchó a buscar a mi abuelo, a Rocafort, donde la tía María le dió cobijo, y la ayudó a llegar en dirección a Llíria, en un camión para ver a mi abuelo, que había sido trasladado al frente.

La historia de mi abuelo, gracias a D……. no fué una historia de sangre.

Su historia era de notas, de negras, blancas, redondas, corcheas y semicorcheas. Era percusionista de la banda del pueblo, y amenizaba durante la guerra, en la retaguardia, con música a los soldados y oficiales que descansaban en esta bella y tranquila ciudad junto Valencia, que era y es Rocafort.

De mi otro abuelo, y su hermano, poco sé, y poco se ha hablado en casa. No se si su caracter era reservado, o les hicieron reservados.

A mi padre, siempre le he encontrado salpicaduras republicanas en alguno de sus comentarios. Sin embargo, siempre han mantenido un extraño o asumido silencio alrededor de la guerra y los desmanes o barbaridades (la guerra por sí ya lo es bastante) en unos y otros. De lo que pasó después de la guerra, como si de un eclipse se tratara, la oscuridad lo invadió todo. El silencio. (Silencio, es cuando pudiendo, no hablas ni emites ruido alguno).

De lo que si se ha hablado en casa es del hambre que se pasó. Del racionamiento, de las cartillas, de las requisitorias de cosechas, de las cocas de ‘dacsa’ -maiz-, de los boniatos -espigolats-, del cacahuete, de llevar víveres y viandas a los ’señoritos’ cuando se íba a Valencia a pagar el rento anual.

Me parece que todo este Universo de vivencias, estan hilvanadas o embastadas, y hace falta todavía coser las costuras del traje que nos recuerde cómo se vestía, como se vivía; cómo profesores eminentes, llegaron al instituto de Xàtiva, desterrados; de porqué la maestra de mi madre 'doña Consuelo', de carácter fuerte, y puntos de vista extráñamente avanzados, siendo soltera, con una amiga suya, se vino desde Madrid a Manuel, un pueblo pequeño de la Ribera Alta del Xúquer, a enseñar a hij@s de agricultores. Yo llegué a tenerla de Directora (y verla jubilarse), cuando falleció Franco.

De muchos vecinos, llamados ‘rojos’ sobre los que se mantenía una especie de estigma. De otros, que salieron a la plaza del pueblo a cantar el cara al sol’ la noche del 23-F. Del miedo de tod@s en aquellos momentos a que se produjese un movimiento involucionista y golpista. ¡Por favor, que no vuelva el pasado! Que no vuelva la guerra, la carestía, las cazas de brujas, los desmanes. Curiosamente, los miedos se destaparon en nuestras famílias. Y digo curiosamente, porque los miedos venían como 45 años antes del mismo núcleo. De la derecha más reaccionaria y retrógada. No de la parte que defendía el estado de derecho democrático. Como tú bien dices, iracundos y con las órbitas de los ojos descontroladas, se estan manifestando muchos ‘pacíficos ciudadanos’ ante la causa abierta por el juez Garzón. Y está abierta, simplemente, porque jamás se cerró. O se cerró en falso.


Mi más profundo apoyo a todas las personas que todavía no descansan en paz con sus vivos y con sus muertos. Por acción o por omisión.

Saludos de un riberenc, a la Marina

max