viernes, 28 de agosto de 2009

Cartas a Jordi: "Discusiones catalinas o el Estatut interminable."

Las fronteras son temporales. No son más que líneas trazadas sobre papel, al gusto del dibujante de turno, en la época histórica correspondiente.
A algunos el ‘divorcio’ les parece una gran tragedia. A otros, nos parece una gran tragedia vivir toda la vida (o hasta que se arrebate ésta), bajo la amenaza o el desamor, ‘in secula seculorum’.
L@s hij@s crecen, se emancipan, y viven su propia vida, pero no por ello rompen sus lazos con la familia y l@s amig@s.
El que un grupo más o menos numeroso de personas acuerden unas normas de convivencia, a través de las cuales regular sus relaciones, y éstas con las de los demás, no puede, ni debe ser objeto de discordia o polémica.
Luxemburgo es miembro nato de la UE, y sin embargo, es menor en población y superficie al municipio de Barcelona. ¿Alguien cuestiona su soberanía? ¿Alguien cuestiona su pertenencia en igualdad de derechos a la Unión Europea?
La comunidad internacional, puede o no plantearse ponderar el peso de cada Estado-nación, en la balanza de sus gobiernos respectivos. Pero nadie puede deslegitimar el ‘status anterior’, o el ‘status posterior’, si el cambio de criterio, o ratios, han sido legítima y democráticamente acordados.
¿Todavía existe alguien que se rasga sus vestiduras porque un grupo social, cultural y político, tenga una norma de regulación de su convivencia y actividad y funcionamiento respetuoso con cualquier individuo, aunque desde un prisma sensiblemente diferente?
¿Todavía hay ciudadan@s que no distingan a un estadounidense de New York, de un tejano de Huston, o de Ohio, respecto a uno de Pensilvania? Cada estado tiene sus propias regulaciones en temas tan peliagudos, como por ejemplo, la pena de muerte. ¿Les parece poca responsabilidad poder decidir sobre la vida de las personas?
¿Hipocresía? Tal vez. ¿Demonios internos? Quizás. ¿Réditos políticos? Puede ser. ¿Jugar al despiste, para distraer la atención sobre otros temas que les afectan? Podría ser.
Hace más o menos, unos 25 años, planteé una pregunta a los señores Calvo y Badía, después de oír una conferencia de tintes un tanto soberanistas y antifederalistas. Después de su discurso reivindicativo sobre Gibraltar, les planteé, que qué sucedería en iguales términos a los expuestos por ellos, respecto a Ceuta, Melilla, o incluso Canarias. Y es que tanto tocar los mimbres a los catalanes y a los vascos, si que me tocaron la moral. Ni que decir que se ‘noquearon’.
¿Dónde debemos poner el antes y el después? ¿En que momento de la historia se miran cada uno de los tertulianos?
Dejen de mirar al pasado, y vivan el presente de la relación, sin condicionar el futuro; porque éste no es de ellos, ni nuestro, sino de quienes lo vivan, y en el momento que lo viva. Como el hijo que abandona el hogar, para fundar otro. Dejemos abierta las puertas para mantener la relación, y que el tránsito pueda ser de ida y vuelta. Sin límites. Sin fronteras.