lunes, 8 de febrero de 2010

Cartas a Jordi: "Más viejos, pero más ricos."

(insertat en: http://blog.jordisevilla.org/2010-02-07/mas-viejos-pero-mas-ricos-publicado-en-mercados-de-el-mundo/) Espero de corazón, que la frase con la que terminas el artículo, no tenga que ser sustituida por el de … ‘quant més vells, més burros.’
Porque si de algo también destaca la mayor edad, es de crecer exponencialmente, el egoísmo mal entendido, a niveles parejos de la cabezonería.
La estadística es muy sufrida, y no debemos tampoco de olvidar que los datos que en ella se contienen, son los que son usados para justificar un cambio en el planteamiento actual del pago de las pensiones.
Parece razonable el que se planteen modelos de capitalización, pero ello, al margen del conflicto ahora abierto. Quien pueda y quiera tiene los medios y el dinero, para garantizarse un nivel de renta más elevado al que le correspondería si solo percibiese en el futuro, la pensión de vejez del Estado.
Tampoco deberán ser ajenas estas rentas a la tributación para el sostenimiento del sistema de pensiones.
No parece justificable, por ejemplo, que se perciba una pensión desproporcionada al tiempo de ejercicio laboral o representativo, y de ello, sus señorías, no deberían ser tampoco ajenos. Predicar con el ejemplo.

El debate del estado de bienestar que ya visionamos a pocas décadas, es diferente al que mantuvimos durante otras tantas décadas pasadas. ¿Está dispuesto el ciudadano medio, y medio-alto, a soportar una presión fiscal en sus retribuciones y rentas, parecida al que sufren los ciudadanos de los países nórdicos?
¿Hablamos de pensiones europeas, y también de salarios y condiciones de trabajo europeas?
No queremos parecernos solo pagando lo mismo que los europeos, el gasoil, o el alcohol, o los espaguetis, la leche, la carne, el gas, la electricidad, …Nuestros salarios siguen sin alcanzar el 80% de la media europea. Y de ello ya hablábamos hace dos décadas.
El concepto de solidaridad no puede, ni debe disociarse del de Estado. Porque si se produce su ruptura, también se produce la del ciudadano con su sociedad, y con sus gobernantes.
La función: menos cotizantes, pero con mayor base de cotización, cambia la ecuación, y por tanto su resultado; y si además incluimos en esta, las participaciones en el capital de la actividad económica, como cualquier sociedad de ‘capital-riesgo’, pero en el que los socios capitalistas son los propios pensionistas. Dará igual dónde se produzca, o dónde se establezca la fuerza motriz que alimente los estómagos de los ciudadanos más ancianos. ¿O no han comido de nosotros a través de sus fondos de pensiones, millones de norteamericanos y europeos, durante varias décadas, gracias a las plusvalías logradas?

Hablemos. Pero hablemos claro, por favor.