jueves, 14 de agosto de 2008

Crónica de un pueblo quebrado 3ª parte.

Sin ánimo de pedantería, y como aquel locutor decía ‘todo está en los libros’. Y si volvemos en este caluroso verano nuestros ojos a la lectura de un clásico, en el presente caso nos remitiremos a “Momo” de Michael Ende. Y en este texto, citaremos como inicio de nuestro comentario un párrafo de dicho libro, en el que se nos habla de Beppo, un hombre tranquilo y pausado, lento incluso para hablar, lo cual hace que mucha gente piense que es un poco corto. Pero en el fondo posee mucha sabiduría.

“Cuando Beppo barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia. Mientras iba barriendo, con la calle sucia ante sí y limpia detrás de sí, se le iban ocurriendo multitud de pensamientos, que luego le explicaba a su amiga Momo:

- Ves, Momo –le decía, por ejemplo-, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla.
Miró un rato en silencio a su alrededor; entonces siguió:

-Y entonces te empiezas a dar prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.

Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:

- Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que el siguiente. Volvió a callar y a reflexionar, antes de añadir:

- Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser. Después de una nueva y larga interrupción, siguió:

- De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido, y no se está sin aliento.

Asintió en silencio y dijo, poniendo punto final:
- Eso es importante.”


Retomando la realidad de lo cotidiano, reparamos que el partido popular, y su líder ausente (Juan Bautista Moragues), y sus acólitos rebeldes (Josefa Fuster y Enrique Bas), no debieron de haber leído este libro, pues allá por el verano del año 2006, se empeñaron en meter en un sin fin de proyectos simultáneos al municipio de Xàbia. En ningún momento se plantearon los efectos perversos en las economías locales. Incluso tenían claro, que con la nueva ponencia de valores catastrales, todo se pagaba, incluso los proyectos. Pero e aquí que un moción de censura truncó sus delirios, y la contestación ciudadana a una ponencia bendecida por el entonces Concejal de hacienda, y sus compañeros de viaje; aguó el incipiente negocio que presuntamente podían llevarse entre manos. Ganar, ganar, algo se ganó … pero nada para lo que podía haber sido.

Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes?

Durante decenas de años, el municipio de Xàbia permaneció en un feliz letargo, ¿nadando en la abundancia?, sin acometer ningún proyecto ciudadano significativo.
Cuando alguno reinauguró su paternidad, cayó en la cuenta de que hacían falta plazas de escuela infantil. Cuando alguno/a se vio a las puertas de la jubilación, vio el momento y ocasión de conseguir o buscarse un retiro dorado. Cuando alguno/a vio que lo seguro, seguro, no eran los seguros, planeó un camino de trabas y artificios para compartir los beneficios del gobierno público municipal. Por un poco de caldo, no se aguará el puchero, debieron de preguntarse algunos.

Mientras tanto, la dejadez organizativa iba ‘in crecendo’. Todo se justificaba si cumplía los fines pensados. Lo demás, aquello del servicio al ciudadano, la satisfacción de sus necesidades, quedó en la memoria de los más viejos lugareños (los que vivieron la 2ª República).

“Todo por el pueblo, pero sin el pueblo”. “Ande yo caliente, y ríase la gente”. “Buen provecho, y al echo”. “El que reparte y parte, … se lleva la mejor parte”. “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”. “Dame pan y dime tonto…”.

Beppo, el barrendero, simboliza la vez, la calma, la introversión, el realismo, el saber escuchar; pero nuestro ‘Beppo’ particular, no atiende a razones, no escucha, se empeña en justificar lo injustificable. Cambia de criterio, construyendo en una zona Basureros Soterrados, mientras en el resto del municipio, impone bloques de Contenedores, suprimiendo plazas de aparcamiento en superficie.

Beppo y Momo querían llegar a:

- De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido, y no se está sin aliento.

Y sólo entonces, hablar de ajustar el servicio al coste. Esa era la cuestión que tan desasosegados tenían a la otra parte de la parte contratante. No se trata del no por el no, sino de después de bien realizado un trabajo, y después de demostrar las bondades del servicio, corregir su precio, para común satisfacción de todas las partes.

No se trata del discurso demagógico, de ‘no queremos subir las tasas’, pues es evidente, que al final todos los dineros salen del mismo bolsillo, el de los xabiencs. Si se destina más recursos públicos a un fin que los recaudados expresamente para dicho fin, se está reduciendo la inversión en todos los otros campos e inversiones públicas.

Si pagamos desde las arcas municipales más dinero por la basura que barre Beppo, de lo que los ciudadanos del municipio pagan por este servicio; entonces tendremos menos dinero para mejorar nuestros barrios, nuestros parques, nuestro pueblo.

Y si no somos equitativos en contribuir con nuestros impuestos a las arcas municipales, seguirán pagando justos por pecadores. ¿Es lo mismo un piso de 100 metros cuadrados, que un chalet de 300 en una parcela de 1000 metros cuadrados? Pues entonces, ¿por qué están pagando más muchos ciudadanos por pisos que otros por chalets y parcelas de miles de metros cuadrados? ¿es esto justo? Convendremos en que hace falta revisar los valores catastrales, para que todos contribuyamos lo más equitativamente posible. Porque todos sabemos que a nadie nos gusta pagar, pero menos nos gusta pagar por otros, o no recibir servicios adecuados a nuestras contribuciones a las arcas municipales.

Asintió en silencio y dijo, poniendo punto final:
- Eso es importante.”