viernes, 19 de diciembre de 2008

Cartas a Leire: Volver a las andadas

insertat en: http://www.leirepajin.com/) La madurez del pueblo vasco (de tod@s l@s habitantes de ese precioso territorio) está alcanzando la segunda mayoría de edad.

La mayoría de los detenidos en los últimos años, nacieron en democracia. Vivieron las desindustrializaciones. Sufrieron el paro, y la volatilización de muchas ilusiones infantiles. Y desconozco sinceramente, cuándo o cómo perdieron la esperanza adolescente por hacer de su tierra un espacio tranquilo y agradable donde vivir y crecer.

Tal y como muchas veces he oído a mis padres, “… con lo que cuesta hacer las cosas, y …”, en referencia a actos vandálicos, y al deterioro del espacio público. Tampoco como ellos, conseguimos entender el porqué.

Siendo un zagal, pinté en medio de la carretera que pasa por mi pueblo, no un corazón de tiza, sino un “Vota sí”, y era en relación al fin de las leyes franquistas, y la apertura a un periodo de democracia y esperanza, que se abría para tod@s. Y todavía iba al colegio.

Como yo, como miles y miles de ciudadanos, crecimos y luchamos por mejorar, por crecer, formándonos, y siendo los cobayas de la democracia española. Hemos tenido desengaños, y también descubrimientos gratos; éramos inocentes, y tal vez seguimos siéndolo, compartiendo con tod@s nuestros pensamientos e ideas.

Pero algo que creo tenemos en común la mayoría de ciudadanos que crecimos con la democracia, y sabiendo un poco de cómo era la etapa anterior, es que el progreso de la sociedad, el progreso de las civilizaciones, van en un camino totalmente contrario al que un puñado más o menos numeroso, más o menos ruidoso, se empeñan en reivindicar la vuelta a las cavernas, al pasado, al inmovilismo, a la cerrazón del conocimiento y de las ideas. Porque jamás se puede sostener entre personas de bien, el empuñar un arma, y disparar sesgando de raíz una vida, una esperanza. Jamás debe claudicar todo un pueblo, a la voluntad maniquea de alguien que le apunta con un detonador, o con un objetivo.

Si queda un pequeño trozo de humanidad en sus mentes, en sus recuerdos más íntimos, sólo les pido que no esperen a que pasen estas Navidades para abandonar el uso de las armas y el chantaje. No queremos tener que celebrar más días de los inocentes. Porque inocentes somos todas las personas que por cualquier causa pierden la vida a manos de otro con premeditación y alevosía. O bajo el fantasmal pretexto de unos presuntos ideales, que no pueden tener nunca contacto con sangre inocente.

¡Basta ya! ¡Viva la Vida! .

Desde Xàbia, un fuerte abrazo a tod@s,