martes, 25 de mayo de 2010

Cartas a Jordi: El FMI nos examina:necesitamos giros y bandazos.

Difícil de pasar y difícil de sobrellevar.
La realidad real, o la realidad contada.

El ciudadano no está ya para cuentos. Bajan los salarios y pensiones, bajan los tipos de interés por nuestros ahorros, baja la lívido al no encontrar trabajo. Pero lo que no bajan son los precios estratosféricos a que llegaron los pisos; o los intereses por el préstamo hipotecario, a veces refinanciado; o los dividendos y beneficios de las empresas llamadas ‘multinacionales’ y/o del sector financiero (sobretodo aquellas con poco pasivo inmobiliario).
En USA se ha estado hablando de información privilegiada a algunos clientes preferentes, y de algunos brokers/dealers/… sobre los bandazos del mercado bursátil. Y aquí algunos no dejamos de sorprendernos, cómo el Santander se deshizo fechas antes del bombazo, de su ‘ciudad de negocios’ y de la mayor parte de sus inversiones relacionadas con la ‘construcción’.
Todos sabemos que como se gana dinero es comprando barato y vendiendo caro. Y esta premisa se hizo realidad para algunos justo antes del ‘castañazo’.

Las multinacionales de la energía, haciendo palanca con las políticas pseudo-ecologistas que sobre el sector de las energías renovables, ha ido llevándose desde los diversos gobiernos (posiblemente en connivencia con los lobbis del gremio), incrementan día si, día también sus beneficios.

Los ciudadanos financiamos un FROB, que para sí quisiéramos (en cuanto a condiciones financieras), más de un currito de a pie. O es que nadie se ha parado a pensar en las magníficas condiciones de financiación que supone este Fondo de Ayuda Financiero.

¿Acaso se ha puesto a disposición de las Pymes, algún producto parecido, o en el que los diferenciales sean inferiores al 1%, respecto al índice primigenio con que se constituyó?
En este juego que cada vez se asemeja más al truco de los ‘trileros’, la bolita nunca está donde se imagina. O quedó en el fondo del FROBaso, o salió disparada a algún bolsillo paradisíaco (fiscalmente hablando).
El dinero no aparece y desaparece, sino que se transmite o se desplaza de un sitio a otro. ¿Acaso la Hacienda Pública no puede advertir la descapitalización de ciertas empresas, o los artificios contables y legales para cubrir la ‘bolita’ de los beneficios o de las transacciones, pivotando con ‘paraisos fiscales’ (perdón, centros financieros internacionales opacos)?.

Lo fácil ya está hecho (apretar a quien percibe sus emolumentos de las arcas públicas), pero … ¿Y la persecución del fraude? ¿Y el control extracomunitario de capitales? ¿Y el levantamiento del secreto bancario? ¿Y el boicot a aquellos territorios que se resistan a colaborar con las autoridades legalmente elegidas? ¿hablamos de democracia formal o de democracia real?

¡Hagamos posible lo imposible!